Yo no se exactamente como sera en otros sitios y plazas, pero aquí sabes que van a los toros porque por bandolera, cada familia lleva un jamón, vino, dos ogazas de pan y una gran nevera llena de cervezas y refrescos. Aquí hacemos intermedio, y al tercer toro, como debe de ser, todo el mundo a merendar y a saludar a viejos conocidos y familiares...
... Como cada domingo que teníamos toros me desperté temprano, el olor a jabón de afeitar de mi padre y su característico after shave nos anunciaba que ya era la hora de ponernos en pie. Lo estoy viendo con su pelo negro y brillante, su traje cruzado y el nudo de corbata siempre perfecto, impecable. Mi mama desde la cocina nos recamaba y nosotros mientras, luchabamos por tomar posesión del baño. Mi padre no permitia vernos sin asear y sin peinar ponernos a desayunar, que días y que recuerdos...
Hoy toma la alternativa mi tío, curiosamente se tuvo que comprar el toro, el traje se lo alquilaron sus hermanos y mi padre sin dejar de hablar nos decía... "por Dios que no haga mucho el ridículo. Según me contaron tomo un par de clases practicas/teóricas con un primo tercero o cuarto, no se bien, llamado "EL CAGANCHO" que nunca paso de ser novillero y que a los sobrinos, como el nos decía, contaba batallas de corneadas, orejas cortadas y vueltas al ruedo, mientras nosotros boquiabiertos solo exclamásemos.. ohhhh
Sonaron clarines y timbales y esa puerta se abrió, yo como nunca había visto un toro tan cerca, me pareció que se paso mas de media hora saliendo toro, pero que feo era el condenado y ademas esa peste a corral y estiércol. Sentados en la barrera estábamos los primos, Angel Luis, José Angel, Emilio, Angel, Curro, Antonio, dos angeles mas y yo, como se lee, el nombre de mi abuelo, por parte de mi papa, casi lo llevamos todos los nietos. Mis primas estaban detrás, bellas, lindas, con unos sombreros grandiosos y llenas de risas, la verdad que el traje a mi tío, le quedaba como a un cristo dos pistolas...
Llego la hora y entre empujones literalmente echaron a Curro al ruedo y a mi padre lo recuerdo ajustándole la montera y diciéndole... "no hagas mucho el ridículo" lo que paso después es confuso, se que la montera salio hacia el tendido y mi tío corría como alma que lleva el diablo... risas, aplausos y mucho espontáneo intentando darle un pase a ese toro, que sabia hasta latín después de haber participado en mas de un encierro.
Mis recuerdos de las ferias de septiembre en Murcia son mil y variados, pero este en concreto lo recordamos con mucho cariño. Yo contaba con unos 12 años creo y fue la primera vez que mi hermana María de los Ángeles se empeño en afeitarme esa carrera de hormigas que sombreaban bajo mi nariz.
A mis 18 años me fui a la academia de infantería de Toledo, mi padre perplejo me dijo... "aun no entiendo como tu puedes hacer el servicio militar" pero eso.. es otra historia....
CONTINUARA
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