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lunes, 29 de agosto de 2011

"CRONICAS DE UN VAMPIRO"

“Como un torrente mi alma se deslizo por el lecho de tú boca, salpicando en tú saliva mis sueños, llenando tú cuerpo con  mi vida... en ese ínstate, cuando la lengua aún relamía mi cuello,  me di cuenta... te amarías por toda la eternidad...”



Hay días que apagaría la luna y, ¡¡¡hoy es uno de ellos!!!. Los callejones ordenan con descaro los  sueños rotos, las esperanzas perdidas,  las ilusiones prestadas.... Estas malditas calles que me dan la vida, me están matando... Es duro estar siempre sediento y a la vez, que el remordimiento no frene mis ansias, no frene el deseo de empaparme de una nueva vida...

Hoy  es mi aniversario (por decirlo de algún modo), yo no debería estar aquí, ¡¡¡no quiero estar aquí...!!! me robaron la vida y ahora no puedo morir, aún siento sus labios carmesí  apagando cada uno mis latidos...

Paris, octubre de 1793,  esa maldita ciudad embrujada se llevo mi alma, donde doncellas y matronas con picardía, cautivan a los incautos, cuando sus esposos... perfumados y  con tez blanquecina, se preocupan más por ser cortesanos que por ser maridos y amantes.

Hace 11 meses que tenia viviendo en un  pequeño apartamento, al sur de la cuidad... Hoy, hace mas de 200 años, mi preceptor me invito a la inauguración del Muséun Français, en las galerías del Louvre, quería conocer  Heinrich Füssli, maestro de lo sublime, del que aún retengo su pintura en mi retina... “La pesadilla”, estaba ansioso de que llegará la noche...

Me encontraba nervioso por el  evento, la inquietud y la impaciencia alteraron mi piel, que apenas pegaba en mi cuerpo.
Gentes de cien raleas llenaban la gran sala, los músicos lanzaron notas sublimes que como saetas acariciaban las paredes y un intenso olor a cera flotaba en el aire... ¡¡¡Creo que llegue tarde!!! y, por mas que otee en la multitud no ví a mi mentor... Todos bailaban y yo... ¡¡¡sin saber dar un paso!!!, siempre un convidado de piedra, un chico de provincias que solo danzo con libros y cuyos labios besaban la tinta de los manuscritos, que manchaban mis manos... Al fondo de la sala, una dama me hizo un gesto de acercarme a ella, creo que nos distanciaban más de cien metros y aun así... note su aliento en mi boca...

Me alegre de la invitación, no sin miedo... Temeroso del misterio que la envolvía, por ese brillo de sus ojos y el quemazón que abraso mi corazón al tomarla de las manos.  Luminoso y perdido... todo se desvaneció a mi alrededor, seria el preludio de una velada  inolvidable. Apretaste mi mano y susurraste... “acompáñame” y mi cuerpo tirito de gozo... Me resulto extraño... Por mi cabeza las imágenes se sucedían  mostrando relaciones y  una extraña conexión, mientras hablabas distendidamente y pasabas tus manos por mi boca, de cómo te gustaba como reía, de mis fuertes hombros y cómo seria el pasar una noche conmigo.

Reunidos en el gran salón... tú perfume, el roce de tú cuerpo... nos invitaba a bailar... El rumor de la música, la fragancia de tu piel... Me enredaba, trenzándome a ti... Haciendo florecer mis deseos, que tú... disponías a poner en custodia de la misma noche...

La música desapareció... Ni cuadros, ni músicos, ni gentes.... Quise apartarme de ti, pero no me soltaste... Inmóvil suspire y cerré los ojos... tus húmedos labios besaron cada uno de mis parpados y, al volver a mirarte... me encontré con la mirada de un animal, un hermoso animal que amarrándome con fiereza exigía saciarse entre lagrimas, del dulzor de la sabia mi paraíso. Tus labios fueron a mi encuentro y me oprimiste contra ti... Flote entre las sombras, mil paraísos perdidos se disponían a mis pies, mientras mi cuerpo despegaba del mismo piso... Ligero como un pluma, me sentí el rey del universo...

Un chasquido me despertó al instante, mientras mi alma decidida, salía presta hacia su boca... Perdiendo mi humanidad y, hasta hoy... caminando entre las sombras

ANGEL

** (Rescatando alguno de mis escritos)

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