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domingo, 24 de abril de 2011

DIOS ME AMA

Habeis pensado alguna vez... ¿Qué debieron haber sentido los discípulos cuando Jesús murió? Lo habían dejado todo por ese hombre, lo habían seguido durante tres años, y habían puesto sus esperanzas y sus sueños en Sus ideas.

Pero no sólo eso; habían oído todas las cosas increíbles que dijo. Les dijo que Él "era" antes de que Abraham viviera. Les dijo que Él y el Padre eran uno. Declaró que Él era el único camino para llegar a Dios. Les había dicho cosas tan maravillosas, y ahora estaba allí, colgando en una cruz, muerto. ¿Cómo explicar eso?

Los discípulos estaban perplejos, asustados y completamente destrozados. Sólo una cosa podría cambiar la situación. Sólo una cosa podría alentar nueva vida a sus maltrechos espíritus.

¡Alabado sea el Señor!  fue el grito de un emocionado hermano que corrió hacia ellos, gritando: "«¡Él vive! ¡Él vive!" Jesús había vencido la muerte.

Los creyentes, a veces, nos tomamos esta noticia como algo natural. Parece tan normal la resurrección de Jesús en estas fechas ¿verdad?.  Nuestro conocimiento, sin embargo, nunca debe quitar impacto a la declaración: "¡Él vive!"


Para la humanidad, la muerte siempre ha sido el fin inevitable. Al lograr la victoria sobre la muerte, Jesús probó que Él era quien dijo ser. Al demostrar Su poder sobre el temor más grande del hombre, se mostró a la humanidad como su más grande amigo, Salvador y Señor.

¿Te da un salto el corazón cuando escuchas la proclamación de que el Salvador vive? Quítemosnos de los ojos las lentes empañadas, y veamos una historia de vida fresca y nueva: ¡Jesús vive hoy entre nosotros!

FELICES PASCUAS!!!

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