Tu bien sabes que huelo a ti. Me persigue tu olor, me persigue y me posee. No es este olor un perfume sobrepuesto sobre ti, no es el aroma que llevas como una prenda más...
Es tu olor más esencial, tu halo único. Y cuando ausente mi vacío te convoca, una ráfaga de ese aliento me llega del lugar más tierno de la noche.
Yo huelo a ti y tu olor me impregna después de estar juntos en el lecho, y ese fino aroma me alimenta y ese aliento esencial me sustituye.
Yo huelo a ti. Algún día te escribiré un poema que no mencione el aire ni la noche, un poema que omita los nombres de las flores, que no tenga jazmines o magnolias.
Algún día te escribiré un poema sin pájaros, sin fuentes, un poema que eluda el mar y que no mire a las estrellas.
Algún día te escribiré un poema que se limite a pasar los dedos por tu piel y que convierta en palabras tu mirada. Sin comparaciones, sin metáforas.
Algún día escribiré un poema que huela a ti, un poema con el ritmo de tus pulsaciones, con la intensidad estrujada de tu abrazo.
Algún día te escribiré un poema, el canto de mi dicha. Atolondrado y confuso, demasiado lleno de ruidos, sin centro ni reposo, desconectado del otro lado de la piel, atormentado por el interminable crujido de este corazón
-Tierra cuarteada, ceniza gris en el pecho-, así pasan estas noches de calor y duermevela, estas noches en que no estoy contigo.
ANGEL
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