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miércoles, 23 de marzo de 2011

FRIO

Frio...

El frio se ha colado a traves de los pliegues de las cortinas que nos ocultan de las miradas indiscretas de la calle (aunque a  veces pienso que es al contrario, y soy yo quien me siento un estraño tras ellas...)

El frio ha vuelto. Y tu piel, se eriza... y reacciona ante el calor de mis manos. Desde la atalaya de mi rincon de la cama, te miro y admiro.... Pareces tan fragil. Cierro los ojos para poder mirarte mejor y rememorar cada batalla librada sobre tu piel...

Escalar tu cuello...
Peinar tu pelo...
Conquistar tus labios...
Domar tus pezones...
Rodear tu vientre...
Asaltar tus muslos... y desde ellos, navegar por tu sexo anhegado de placer

El frio ha vuelto... pero ahora junto a ti, abro los ojos y un calor volcánico comienza a derramarse desde mi nuca e invade mis entrañas acumulandose entre mis piernas...

 
 
Te necesito ahora.

Y necesito tus oscuros ojos..... y tus manos traviesas..... y tus dedos hábiles.... y tus besos húmedos.... y tu lengua ávida....  asi, mmmmm, bebiendo de mi todo el calor que necesites....

Hace frio.... pero ahora, ya no lo siento....


martes, 15 de marzo de 2011

ME ENCANTA ESTA CANCION

LO QUE MI CORAZON SIENTE.


Estos días estoy desconcertado, perdido, vagabundo y naufrago (muchas cosas para alguien que no supo luchar) así que escribiré algo... como medio diario, medio vivo y espero que si te apetece, le eches un vistazo. El blogs quedo exclusivo. A partir de este posts, solo serán pensamientos y cosas cotidianas, así puedes saber un poquito de mi, sin quitarte mucho tiempo, bendiciones cielo.

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No se lo que me pasa -¿A qué te refieres?
-!Te digo que no lo sé! Me siento tan extraño, tan.. distraído..
-¿ distraído ? ni que fueras un adolescente




-!Si! Me siento como si no tuviera los pies en el suelo. Me quedo como una tonto pensando en mis cosas y en mil planes ,sonrio sin planearlo,!me sale solo!. A veces se me queda la mente en blanco y no escucho nada màs que mis pensamientos , como si nada me pesara.

Y escucha, hoy...!vi una película de amor y lloré cuando el casi lo deja! Creo que me estoy volviendo loco...
-...No cariño, no te estás volviendo loco.
-¿Entonces? ¿Que me ocurre?
-Te has enamorado.
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Si me sientes dímelo
aunque sea esta vez.
Si me mientes dímelo,
pero sálvame.

Es difícil para mí creer
cuando todo se repite una y otra vez.
Hazme sentir
lo que tu boca es capaz de decir.
Hazme saber
que de verdad estás ahí.

Quiero creer en tus palabras,

Pero a veces fueron tan amargas
en las noches oscuras de soledad...
Que la confusión
me arrebata la calma
Y mi alma grita en busca de tu amor

Y si me sientes dímelo
aunque sea sólo una vez.
Si me mientes dímelo,
pero sálvame.

Porque no soy nada, nada, nada
si no tengo tu amor.
Si no estás!
amándome...


sábado, 12 de marzo de 2011

LAS SANDALIAS DE JOSÉ

Hace muchos años, tantos que ya hemos olvidado la fecha exacta, vivía en una aldea del sur de Brasil un niño de siete años llamado José. Había perdido a sus padres muy pronto y había sido adoptado por una avariciosa tía que, aunque tenía mucho dinero, apenas gastaba algo con su sobrino. José, que jamás había conocido el sentimiento del amor, creía que la vida era así, y no se enfadaba por eso.

Como vivían en un barrio de gente rica, su tía forzó al director del colegio a aceptar a su sobrino, pagando sólo una décima parte de la mensualidad y amenazándolo con protestar ante el alcalde si no lo hacía. El director no tuvo elección, pero siempre que podía les decía a sus profesores que humillasen a José, esperando que, de esa manera, se portara mal y valerse, así, de un pretexto para expulsarlo. Sin embargo, José, que jamás había conocido el amor, creía que la vida era así, y no se enfadaba por eso.

Llegó la Nochebuena. Todos los alumnos fueron obligados a asistir a misa en una iglesia lejos del pueblo, ya que el sacerdote del lugar estaba de vacaciones. Por el camino, los niños y las niñas hablaron sobre lo que iban a encontrar en sus zapatos a la mañana siguiente: ropa de moda, juguetes caros, chocolatinas, patinetes y bicicletas. Todos iban bien vestidos, como siempre en los días especiales, salvo José, que seguía vistiendo ropa zarrapastrosa y calzando unas sandalias gastadas y demasiado pequeñas para sus pies (su tía se las había dado cuando sólo tenía cuatro años y le dijo que no le daría otras hasta que cumpliese diez). Algunos niños le preguntaron por qué era tan miserable y le dijeron que se avergonzaban de tener un amigo que vestía y calzaba de aquella manera. Como José no conocía el amor, no se enfadaba por aquello.

Sin embargo, cuando entró en la iglesia, escuchó el órgano y vio las luces, encendidas; la gente, bien vestida; las familias, unidas, y los padres, abrazados a los hijos, José se sintió la más miserable de las criaturas. Después de la comunión, en vez de volver a casa con el grupo, se sentó a la entrada de la capilla y se puso a llorar; aunque no conocía el amor, ahora entendía lo que era estar solo, desamparado, abandonado por todos.

En aquel momento, vio a un niño a su lado, descalzo, que parecía tan miserable como él. Como nunca lo había visto, dedujo que debía de haber caminado mucho para llegar hasta allí. «Deben de dolerle mucho los pies a este chico –pensó–. Voy a darle una de mis sandalias, así por lo menos alivio la mitad de su sufrimiento.» Porque aunque no conocía bien el amor, José conocía el sufrimiento y no deseaba que los demás sintieran lo mismo.

Le dejó una de sus sandalias al niño y volvió con la otra; de vez en cuando la cambiaba de pie, para no lastimarse mucho con las piedras del camino. En cuanto llegó a casa, la tía vio que su sobrino había perdido una de las sandalias y lo amenazó: si no conseguía recuperarla antes de la mañana siguiente, sería castigado severamente. José se fue a la cama sintiendo miedo, pues conocía los castigos que le solía aplicar su tía. Se pasó la noche temblando por el miedo, apenas pudo conciliar el sueño y cuando ya estaba a punto de conseguir dormirse, oyó muchas voces en la sala de estar. Su tía entró corriendo en la habitación, preguntándole qué había pasado. Todavía atontado, José fue hasta la sala y vio que la sandalia que le había dejado al niño estaba en medio de la sala, cubierta de todo tipo de juguetes, bicicletas, patinetes, ropa… Los vecinos gritaban, decían que a sus hijos les habían robado, ya que no habían encontrado nada en sus zapatos cuando se despertaron.

Entonces, apareció apresuradamente el sacerdote de la iglesia en la que habían celebrado la misa; a la entrada de la capilla había aparecido una estatua de un Niño Jesús vestido de oro, pero con una sola sandalia en los pies. Inmediatamente se hizo el silencio, la comunidad alabó a Dios y sus milagros, la tía lloró y pidió perdón. Y el corazón de José se llenó de energía y del significado del amor.
(Basado en un cuento de 1903, de François Coppée).

jueves, 10 de marzo de 2011

TIEMPO DE CEREZAS


Hoy hable con mi amor y tengo que reconocer que soy una persona afortunada, muy afortunado de tener a mi Karen cerquita de mi. Inteligente siempre, sagaz, intuitiva, rápida, visionaria y con un toque de dulzura se hace irresistible.
Curiosamente hablamos (entre otras cosas) de la gente que llegamos a conocer y que a la primera oportunidad intentan demostrar lo peor de si misma, escondiendo su fustración en agresividad, disfrazando sus miedos con soledades y dando un aire de independencia finjida, no creyendo en su propia capacidad, pero pregonando a gritos, al viento sus virtudes 
Que curiosa es la vida, cuantas sorpresas te depara sin necesidad de pestañear. 
De un tiempo a esta parte estoy viviendo una historia de leyenda, un amor puro, intenso, sin medida y desmedido, y muy tonto seria o descerebrado, si permitiera que inclemencias externas hicieran una sola mella.
Estamos en tiempo de la cerezas, que bonito titulo para un posts, creo asi se titulara este, porque el sabor único de tan deliciosa fruta, es el mismo que tienen mis labios besados por mi amor.
Mañana mas, pero no mejor... ¡¡¡es imposible!!
Te amo Karen.